En la ciudad de Azul el periodista JOSÉ FABIÁN SOTES del Diario El Tiempo, redacta notas con una perspectiva netamente machista de las circunstancias que vivimos por el hecho de ser mujeres;
¡Violación! Hecho traumático si los hay, pero ¿qué es lo que lo hace un hecho inolvidable? sobrevivir claro, y que la violación no sea seguida de femicidio, porque de otro modo ni lo podríamos contar. Pero es el hecho de sobrevivir y que seamos mujeres el que hace que nuestra historia no sea leída como verdadera, sino como una ficción puesta en duda. Y desde allí serás castigada por buscar algún tipo de justicia, o alertar a probables victimas. Si tuviste suerte, tu familia o afectos te contienen y recuperas la fuerza que necesitas para comenzar el proceso legal que termine con la posibilidad de que vuelva a pasarle a otra, comenzás la peregrinación por el sistema penal, legal que te revictimizará hasta que pruebes con todo tu cuerpo, gesto y palabras lo que sufriste.
Entonces cuando pensaste que ya habías cumplido todos los pasos de víctima, llegan los medios de comunicación a ponerte en tu lugar y contarte que lo morbo vende, alimenta y vos sos una historia perfecta. Con la excusa de informar JOSÉ FABiÁN SOTES que ni siquiera firma su nota, se expresa de forma análoga a un relato del Marqués de Sade. Quienes leemos y tenemos sangre corriendo por las venas, nos sube un escalofrió y automáticamente después la bronca, y nos preguntamos ¿Por qué alguien que se dedica a informar, escribe con esa saña, con el hincapié puesto en hechos y datos que pertenecen a una intimidad a una vida contemporánea a él? ¿Será ignorante de los protocolos de tratamientos de estas problemáticas? ¿Encuentra algo placentero en redactar escenarios del horror? ¿Cuál fue el contexto de esa redacción? ¿Por qué tiene alguien acceso tan puntilloso a causas por el estilo? Nos reconocemos extranjeras en el mundo machista de las complicidades cotidianas y de las legales, fundadas en las leyes patriarcales. ¡Pero ya no representaremos su ficción! Des-andaremos aquellas situaciones que nos vuelven victimas día a día. Nos reconocemos para fortalecernos entre nosotras, en nuestras actividades y movimientos, creyéndonos y entendiéndonos, dejando de lado los juicios, que durante siglos falsearon nuestros testimonios, cuando nos callaron, expusieron, disciplinaron o más fácilmente quemaron. Por eso disputamos espacios, y si bien estamos comenzando, los medios ya no serán las vidrieras de nuestros sufrimientos, redactaremos con nuestras voces, nuestras historias de triunfos, y sororidad en las luchas. El Chancho Feminista